Una de las constantes del refranero es usar el santoral para ubicar el momento del año en el que nos encontramos. El 23 de marzo, san Matías, es apenas pasado el equinoccio de primavera, momento en el que se igualan, como bien dice el enunciado, la duración de los días con la de las noches, igual que sucede en el equinoccio de otoño.