Las cosas se valoran en dinero y solemos decir que algo es caro, o es chollo, o que estamos en la ruina. Pero no siempre se emplean esas palabras en español. Hay palabras que expresan lo mismo. Por ejemplo, que algo cuesta un ojo de la cara indica que es costoso. O que algo es una bicoca indica que es un chollo. O decir que estamos sin blanca indica que estamos en la ruina. El origen de estas palabras o expresiones es antiguo. Veamos someramente de donde procede.
Cuando el conquistador español Diego de Almagro asediaba una fortaleza de los incas, perdió un ojo en el combate. Al visitar posteriormente al Rey de España, hizo costar que servir a la Corona le había costado un ojo de la cara. Desde entonces, la expresión se hizo popular para aquello que nos parece especialmente costoso o caro. Eso sucedió en el siglo XVI. Cuatro siglos después, se sigue empleando.
En el siglo XVI, el Emperador Carlos I de España y V de Alemania se enfrentó en una batalla con el Rey de Francia Francisco I. Los franceses fueron totalmente derrotados en lo que se consideró una batalla fácil, poco costosa. Desde entonces, para algo que vale poco, se acuñó el dicho de que es una bicoca.
En el siglo XIV, el Rey Juan I de Castilla puso en circulación una moneda de plata y cobre que se conocía como "Blanca", por su color. Con el paso de los años, la inflación de los precios hizo que cada vez se añadiera menos plata a la moneda, hasta que finalmente era de cobre y de muy bajo valor. La gente, para decir que estaba arruinado, empezó a usar la expresión de que estaba sin blanca. Y ha perdurado hasta los tiempos actuales.
CHOLLO:
Habrá quien se pregunte quede donde viene la palabra chollo. Cuando Carlos III vino de Italia para hacerse cargo de la Corona de España, trajo con él a varias personas entre las que se encontraba un hombre de Nápoles de nombre Cioglio. Como se iba a celebrar la coronación, habría un gran desfile en la calle y Cioglio pidió permiso al nuevo Rey para colocar sillas a lo largo del recorrido, de modo que la gente pagase por estar sentada más cómoda. Total que alquiló sillas a millares y las distribuyó por las calles. Ganó una importante suma de dinero por algo que no le costó gran trabajo. La gente empezó a hablar del fácil negocio de Cioglio, pero al ser un nombre italiano no habitual en España, empezaron a decir Chollo.
*****