Cuando se pretende hablar de un asunto desde todos los ángulos, sin tapujos y sin dejar nada que comentar, se dice que se va a hablar largo y tendido.
La expresión hace referencia literalmente a la forma material clásica de abordar las largas conversaciones. No en vano los romanos adoptaban una posición recostada para celebrar sus reuniones y encuentros, junto a una mesa baja. Sin más propósito que hablar extensamente de todo tipo de asuntos durante horas.
Así hablaban largo (por el tiempo) y tendido (por la posición).