¿Sabías por qué decimos MENOS LOBOS CAPERUCITA para recriminarle a alguien una exageración?
La expresión se utiliza para afear la actitud de quien exagera de manera obvia y desmesurada, cayendo en el embuste.
También se le aplica a quien se da importancia y se comporta con una dignidad que no posee. Lo que no deja de ser otro tipo de exageración.
La locución tiene su origen en un historia, real o no, que ejemplifica lo anteriormente mencionado. En un inicio se dijo menos lobos tío Pinto, en alusión al protagonista de la anécdota, aunque actualmente la frase varió, seguramente debido a que caperucita es un personaje más conocido que el tío Pinto.
La historia cuenta como un guardia de cortijo sevillano, el tío Pinto, se jactaba en una taberna de haber visto y espantado él solito un centenar de lobos en una sola mañana de invierno. Comoquiera que los parroquianos acogieron la afirmación con escepticismo, e incluso con guasa, el tío Pinto rebajó la cifra a cincuenta. Como las risas seguían rebajó la cantidad a veinticinco, luego a diez…
Los incrédulos oyentes le decían: “ya serán menos lobos, tío Pinto”, hasta que al fin confesó que sólo había distinguido con claridad a uno, y además de lejos.
La expresión se utiliza para afear la actitud de quien exagera de manera obvia y desmesurada, cayendo en el embuste.
También se le aplica a quien se da importancia y se comporta con una dignidad que no posee. Lo que no deja de ser otro tipo de exageración.
La locución tiene su origen en un historia, real o no, que ejemplifica lo anteriormente mencionado. En un inicio se dijo menos lobos tío Pinto, en alusión al protagonista de la anécdota, aunque actualmente la frase varió, seguramente debido a que caperucita es un personaje más conocido que el tío Pinto.
La historia cuenta como un guardia de cortijo sevillano, el tío Pinto, se jactaba en una taberna de haber visto y espantado él solito un centenar de lobos en una sola mañana de invierno. Comoquiera que los parroquianos acogieron la afirmación con escepticismo, e incluso con guasa, el tío Pinto rebajó la cifra a cincuenta. Como las risas seguían rebajó la cantidad a veinticinco, luego a diez…
Los incrédulos oyentes le decían: “ya serán menos lobos, tío Pinto”, hasta que al fin confesó que sólo había distinguido con claridad a uno, y además de lejos.