
Dicen que una gitana en un barrio de Sevilla a un caballero que paseaba por la calle le quiso leer la mano. Éste, no agradándole lo que le quería hacer la muchacha, le retiró su mano dejándola airada ante el gesto, a lo que la gitanilla le recriminó su actitud.
El señor le indicó que tenía...