Oración a la lucidez

Señor,
concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar,
el valor para cambiar las cosas que sí puedo
y la sabiduría para reconocer la diferencia


Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo. Aristóteles, Ética a Nicómaco